Hoy día de Reyes , la pregunta inevitable a un niño: ¿Has sido bueno? Porque si no has sido bueno , los Reyes no te traerán regalos ... y eso nos recuerda un texto leído hace poco ..
Recordamos este post en el blog de GestionandoHijos sobre una charla de Alberto Soler :"Niños buenos y niños malos, ¿de verdad existen?" y nos ha gustado .
Recordamos este post en el blog de GestionandoHijos sobre una charla de Alberto Soler :"Niños buenos y niños malos, ¿de verdad existen?" y nos ha gustado .
Recogemos algunas ideas y os invitamos a leer el post completo en este enlace: Charla de Alberto Soler sobre niños buenos y malos .
“las etiquetas que ponemos tienen una influencia muy importante en las decisiones que tomamos”. El conocido psicólogo con un experimento en el que nos mostraba una figura geométrica indefinida nos quiso explicar por qué usamos las etiquetas: “A nuestro cerebro le gusta mucho simplificar, por eso recurrimos a etiquetas. Cuando un niño tiene una conducta molesta
diremos que es malo antes de entrar en explicaciones complejas por la situación, las circunstancias en las que se encuentra, lo que hay detrás del comportamiento concreto…” porque simplificamos."
diremos que es malo antes de entrar en explicaciones complejas por la situación, las circunstancias en las que se encuentra, lo que hay detrás del comportamiento concreto…” porque simplificamos."
“no existen los niños buenos o malos, sino los que dan más trabajo y los que dan menos trabajo, los fáciles de llevar y los difíciles de llevar” y nos pregunta: “¿Por qué es un problema un niño demandante?”. La respuesta es clara, porque no tenemos fuerza ni tiempo. “Con el ritmo de vida que tenemos, que el niño no se quiera vestir se interpreta como que el niño es malo”
"Cada niño pedirá manejar su rabia de manera diferente: o bien dejándole tranquilo, o abrazándole… Porque “parece una perogrullada, pero se nos olvida que los niños son personas. Algunos necesitan atención cuando están mal y otros se van a una esquina para pasar el malestar”. Alberto recomienda entender por qué se producen las rabietas para manejarlas con empatía y sin hostilidad: “Ellos no tienen los recursos que tenemos los adultos. Sus zonas del cerebro encargadas del manejo racional no están desarrolladas”.
Por eso, Alberto es partidario de que dejemos a nuestros hijos vivir las consecuencias de sus actos y “evitar que el día a día sea una sucesión de chantajes y caritas sonrientes”. Cuando haya una mala conducta, concluye Alberto, “si queremos corregir, centrémonos en la conducta pero no etiquetemos”