"QUE PROFESORAS Y PROFESORES ME QUIERAN"

Estamos preparando la inauguración de la Exposición  de la Campaña Buentratarte .  Al hacerlo , vamos recogiendo lo que niños, niñas y adolescentes nos dijeron en su día sobre cómo les gustaría ser BUENTRADOS/AS por las personas adultas. 

Respecto al ámbito de la educación formal y no formal, muchos y muchas dijeron : "Que nos quieran los profesores". "Que nos escuchen" "Que nos acepten " "Que nos amen" "Que no nos griten" "Que nos valoren" ... 



Estas frases dan para pensar muchas cosas . Y una de ellas es en la que me gustaría ahora pararme: la necesidad que sienten niños y niñas de que el profesorado  y personas educadoras sientan y demuestren  afecto por ellos y ellas . 

¿Y qué afecto? ¿Cómo podría ser? ¿Es el mismo cariño de un padre o una madre? ¿Realmente hace falta eso para educar? ¿No nos confundiremos y se confundirán? 

Muchas personas somos las que creemos que es imprescindible que profesorado y otras personas que pertenecemos a la educación no formal , construyamos  una relación afectiva para poder acompañar a niños y niñas , para que desde sentirse protegidos y valoradas  puedan aprender ,  avanzar , crecer,  sanar... Una relación afectiva con unas características y límites concretos . 

Los conceptos de afectividad consciente - vínculo de Pepa Horno son dos  elementos  que últimamente me han ayudado a entender más esto. Pepa , lo explica estupendamente en su guía "La afectividad  consciente como competencia organizacional "  y la define de la siguiente forma: 




"La afectividad consciente se define como la capacidad que una persona tiene de forma consciente, voluntaria y sistemática de generar un entorno protector, cálido emocionalmente y dentro de él establecer relaciones afectivas positivas. ...La afectividad consciente como competencia incluye varias habilidades que deben ser promovidas en todos los niveles de la organización, con especial énfasis en el nivel de cuidado directo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Las habilidades son la afectividad expresa; la capacidad de generar vínculos afectivos positivos y mantener consciencia sobre los ya creados, el cuidado consciente de la planificación y desarrollo de todas las fases de cualquier proceso de intervención, con especial énfasis en los comienzos y los cierres; la mirada consciente y respetuosa a la persona con la que se trabaja y el abordaje de las situaciones de conflicto desde la perspectiva de la disciplina positiva"

Pepa Horno desarrolla cada una de estas habilidades y propone una serie de acciones a nivel organizacional para que estén presentes a nivel colectivo.