La palabra “identidad” me suena, a veces, como muy “gruesa”, un poco lejana, pero, en esencia, supongo que quiere decir “lo que cada uno/a de
nosotros/as es “en relación con los/as otros/as, porque sin los/as otros/as, no
somos. Porque para ser “yo”, debo tener enfrente a un “tú” del que
diferenciarme, del que distinguirme, del que separarme, con el que
reencontrarme, al que querer, al que odiar…
(Relativizando, “Soy mujer porque no soy hombre, soy gitano porque no
soy payo” …) Creo que muchos de los
problemas de identidad, ya sea individual o grupal, pasan porque esta
diferenciación no se ha producido de una manera sana o adecuada . (“Soy mujer
porque estoy en contra del hombre, soy gitano porque estoy en contra del payo
etc , soy yo y valgo porque soy más que tú “)
Parece que, hoy en día, prácticamente todos/as los/as autores/as, parecen estar de acuerdo en que la
construcción de la propia identidad comienza ya incluso antes de nacer, en el
vientre materno y en interacción con el/la otro/a. Después, la construcción
continuará hasta el final de nuestras vidas
desde las vivencias y experiencias que vayamos teniendo. Muchos/as autores
también hablan de que este proceso de construcción comienza antes incluso,
desde la influencia que el imaginario
que tienen los padres de su bebé puede afectar a la construcción de la
identidad de éste. Incluso la influencia de los imaginarios de generaciones
anteriores, de la cultura, de la sociedad, de la historia…
Siempre
me ha inquietado, puesto que la identidad
parece venir ya desde antes del nacimiento, qué papel tiene lo biológico
y qué papel tiene el entorno que rodea ya al feto y al niño ya nacido. Me resisto a creer que todo es biológico y me
resisto a creer que todo es fruto del entorno. Así que, supongo que será una mezcla. Como un día le oí decir a Miguel Ángel, el árbol y sus ramas se mueven en función del viento que le rodea, pero depende de qué madera esté
hecho (encina, roble, pino, nogal …) ,
el movimiento podrá ser diferente .
Según cuentan los
entendidos, parece que sí pudiera haber
una base biológica en la construcción de la identidad del feto y el niño ya
nato, sustrato biológico que puede
llevarnos a estar inclinados hacia un lado u otro en el movimiento de la vida. Debe ser lo que, desde las teorías reichianas,
llaman “temperamento” por diferenciarlo del carácter. El carácter sería nuestra
tendencia desde una base biológica de
temperamento concreta , a
actuar de una forma determinada , a
expresarnos de una manera concreta , a
defendernos así o asá … , siendo este
carácter el fruto de la interacción. Lo biológico en relación con el entorno, dará lugar a
nuestra identidad.
La identidad se construye desde
el contacto con los/as otros/as y parece
que el núcleo fundamental de ella, se origina
muy pronto, en la infancia, incluso antes. A partir del conjunto de sensaciones placenteras y
displacenteras que el feto y el bebe ya nato vivirá, experimentará y se engramaran en el cuerpo,
irá construyéndose el núcleo de su identidad.
Se supone que la interacción del bebe con el medio, fundamentalmente, con la persona “madre”, debiera ser “más o menos ajustada” y “más
o menos adecuada” para favorecer el desarrollo de una identidad “más o menos
sana”. E insisto en esto de “más o
menos” porque no existe el niño “totalmente sano
“. Cada uno/a tenemos nuestra parte de mediocridad, nuestras carencias, nuestra parte de enfermedad y … neurosis , que dirían los psicoanalíticos . Y
menos mal…no me veo en un mundo de perfectos/as … aunque a veces yo misma
quiera llegar a ello , pero ése es otro tema …
El concepto de “madre
suficientemente buena” como la madre que atiende más o menos adecuadamente a
sus bebe sin perderse en él, sin fusionarse con él y favoreciendo la autonomía
y diferenciación de éste… es uno de los
conceptos más liberadores para padres y bebés . Pero no
quiero desviarme.
Y
,dentro de este ajuste más o menos
adecuado , el bebé desarrollará su identidad
desde la dialéctica de la vivencia
del placer ( al ver satisfechas sus
necesidades y salvadas sus angustias con
la ayuda del/la otro/a) y ( paradójica y afortunadamente) de la vivencia
de la angustia , del displacer , de la falta de placer , de la falta de la
madre , de la espera de la madre …
Porque al nacer , antes del placer , está la
angustia y el displacer y luego llega el placer . Siempre que en esta dialéctica , por cierto de carácter
fundamentalmente tónica al inicio, exista
una transformación mutua y no falte ninguno de los dos ingredientes (placer y
displacer) y sean mayores y de mayor calidad las experiencias de placer, el bebé y el niño se pondrá en marcha en un camino que lleva de la dependencia a la
independencia , de la pulsión de apego a
la pulsión de dominio , de la fusionalidad
a la diferenciación , buscando
la construcción de la identidad. Es la falta , la espera , la angustia , el
displacer en su justa medida lo que mueve al niño a interaccionar con su
entorno de otra forma, a crear fantasías que llevarán a una acción
reaseguradora que le permitirá sentirse él mismo como una unidad en relación con otros , descubrir el mundo y
sus relaciones , construir su pensamiento …
“Si
el niño puede actuar sobre su madre con placer y ésta recibe su acción de
placer , se deja transformar , este placer se la transformación de los dos garantiza la precocidad del
proceso de individuación. Pero este proceso está condicionado a que el mundo
exterior del niño se deje transformar, que sea un entorno maleable y
transformable y el primer espacio que encuentra el niño es el cuerpo de sus
padres. Percibirá las diferencias de transformación de las personas que lo
cuidan (Aucouturier, 2001) .Efectivamente , “un medio maleable” , transformable
, garantiza la evolución del niño , lo que continúa siendo válido para toda la
vida “ Aucouturier, 2004) El proceso de acción-interacción- transformación va a
posibilitar al niño su acceso a su propia identidad , pero también puede ser
origen de la patología , ya que si el otro no se deja modificar , no hay
diferenciación posible para él” (Fernández, 2001)
(
EL DIÁLOGO TÓNICO Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD CORPORAL , CORI LLAMPS
LLAURADÓ , Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, nº
25 paginas 5- 30)
Es desde este proceso que vive el
niño con la persona “madre”, donde comenzará su diferenciación, formándose el
núcleo de la identidad en la primera infancia, desde la interacción tónica , el espejo y las vivencias que tiene , en
primer lugar con la madre y después con el entorno . Y cada vez esta
transferencia ente madre y entorno, por ejemplo, escuela, llega antes.
Y ahí, los educadores tenemos una responsabilidad clara y grande en el
desarrollo de la identidad de los niños, ya que interaccionamos con ellos mucho
tiempo , cada vez en una edad más temprana y debemos llegar a ser por lo menos
“un educador/a suficientemente bueno/a” .
Un educador transformable maleable, que comprende los procesos de
individuación de los niños, que está
cerca y, a veces, lejos, con disponibilidad también a nivel
tónico y afectivo, que sabe ayudar al niño, pero sin perderse en él.
¿Estamos preparados en la escuela para esta transferencia de
papel de cuidar a los niños pequeños que
nos hacen los padres y la sociedad? ¿Somos conscientes los educadores de nuestro papel? Creo que
cada vez somos más las que, por lo menos, empezamos a tener consciencia.
No sé
qué vivencias habrá tenido Marcos (“el
niño castigado”) en su historia, no quiero saber el porqué en concreto…. No sé
qué papel tendrá su temperamento biológico, no sé cómo habrán sido sus primeras
interacciones, puedo intuirlas (y puedo
equivocarme), pero lo que quiero saber es
cómo ayudarle. Ayudarle a él y a los/as niños/as que llegan cada vez más pronto
a la escuela. Y creo que un punto de partida interesante es comprender la
importancia de esa necesaria transformación mutua, que sin llegar a tener que
ser la propia de un bebe y una madre y teniendo
otra naturaleza y otra distancia, sí
debe permitir ese proceso de individuación, desde
un diálogo en el que también
tiene que estar presente el ajuste, el cerca y el lejos. .Es decir, no vale con
llegar a clase y crear una barrera en
los afectos. Si queremos que los niños aprendan, se desarrollen, crezcan
seguros … los educadores también debemos
entrar en un proceso de transformación
mutua , diferente , más diferido que el de los padres , pero donde los afectos
también juegan su papel … esa
transformación , ese vínculo es precisamente la fuente y el motor de nuestra motivación como educadores .
Es algo que a veces me presiona
en demasía , a veces me ilusiona , a veces me invita a buscar herramientas, a
veces me frustra , pero siempre me hace “sentir” y eso de “sentir” ya me va bien … Y, en
mi experiencia , lo de ayudar a los/as niños/as en la sala de psicomotricidad
ya “me va bien” a mí y estoy segura que
a ellos/as también “les va bien” . Qué
mejor herramienta que la sala de psicomotricidad … donde el /la niño/a va a
poder vivir todo su proceso de diferenciación desde la acción reaseguradora del
placer sensoriomotriz, donde va a poder
desarrollar toda una serie de acciones fruto de esas fantasías de acción
originarias buscando la conexión con la
memoria implícita , donde va a poder tener un espejo positivo , (esperemos diferente al habitual de “niño malo castigado”) … ¿somos conscientes
los psicomotricistas de todo lo que se mueve en un niño en la sala? ¿somos
conscientes de nuestra mirada , del espejo que devolvemos a los/as niños/as? ¿Y en nosotros mismos? Hay que
autoobservarse para poder observar … a veces
cuesta …pero , es necesario , en las diferentes fases de la profesión,
en las diferentes fases del recorrido formativo … Una autoobservación
permanente para una formación permanente … Porque para ver al otro , hay que
verse uno mismo ; de la misma forma, que
para cuidar a otros , es necesario poder
cuidarse a uno mismo …
Bueno, por acabar rescato algunas
líneas sobre el desarrollo de la identidad
desde un artículo que leí hace tiempo. “La sala de práctica psicomotriz
y el acceso a la identidad” de María José
Intxausti , comentando a su vez un artículo escrito por unas psicomotricistas
de Bolonia . Cuadernos de
Psicomotricidad nº 19
La identidad de la persona
es algo dinámico , que se va transformando a lo largo de nuestra
vida , según nuestras experiencias , nuestras vivencias , nuestras historias
personales .... Pero, siempre, hay un núcleo que se mantiene y que
permite tener el sentimiento de identidad.
El periodo infantil es uno de los momentos en que se va a empezar a construir la identidad, sobre todo, ese núcleo más o menos permanente.
Las personas necesitamos estar con otros para elaborar nuestra identidad, pero al mismo tiempo, requerimos espacios de soledad para hacerlo. El niño necesita de un "contexto" propicio, para construirse y, en este caso, la sala de psicomotricidad puede ser un buen lugar para ello, ya que:
- el niño, que se
expresa sensoriomotrizmente, puede sentirse acompañado,
escuchado, contenido, respetado y reconocido por un adulto , que
le va a ir haciendo de espejo de su persona y de sus emociones.
- el niño puede
construir esa identidad a través de un ambiente lúdico a
través de juegos de aparecer-desaparecer, destruir-reconstruir,reconocer
la alegría, los temores , la sorpresa ....dentro de un clima de libertad
en el juego.
- la sala misma tiene
una identidad, con un dispositivo de referencia, que "refuerza el
sentimiento de continuidad de las representaciones de sí mismo en el
tiempo", que van haciendo los niños y niñas.
Espero que os sirva para algo. A
mí me ha liberado un poquito de mi
“angustia” con Marcos y los/as niños/as en la escuela. Seguiremos
compartiendo….
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